Asimismo, al aumentar la producción de vinos locales como el Barolo, los viñedos han invadido terrenos que tradicionalmente eran el hábitat de las trufas. Aquí y allá, sobre las paredes, aquella luz iluminaba algunas pinturas llenas de voluptuosidad española: carnes extremadamente blancas sobre fondos sumamente negros. La luz de la lámpara jugaba sobre un batiburrillo de encajes y telas de un tono violento pero equívoco. Samuel, tendido entre encajes y apoyado sobre uno de los más frescos y bellos hombros que se haya podido existir, sintió vagamente que había sido burlado, y sintió cierta penar al reunir en su memoria los elementos de la intriga que él mismo había llevado a buen término; pero se dijo tranquilamente: “¿Son realmente nuestras pasiones sinceras? Ese rasgo característico, que fue mencionado por la misma Fanfarlo una noche en que sus amigas la interrogaron sobre el comienzo de su relación con Samuel, no me sorprendió en absoluto; pude reconocer claramente en él al autor de las Osífragas. Cosa curiosa, esta conformidad de opiniones por el buen vivir, esta similitud de gustos, los unió vivamente; esta profunda armonía en la vida sensual, que brillaba en cada mirada y en cada palabra de Samuel, impresionó mucho a la Fanfarlo.
Visítanos y transforma tu vida con Truffle Me! Esa tarjeta virtual podréis reenviársela a la persona a la que va dirigida el regalo, así en el momento de hacer el pedido, al introducir ese código obtendrán el descuento por el valor de la tarjeta. La trufa negra Tuber Melanosporum, que se produce principalmente en España, comienza la temporada a mitad de noviembre y termina a mitad de marzo o en algunas ocasiones se puede alargar hasta el mes de abril, dependiendo del clima. Así que ten en cuenta que estas sustancias pueden estar en tu sangre hasta por 48 horas, pero que los efectos son menos notorios. Caminaron así, tomados del brazo, como dos viejos amigos; Samuel la amaba, o al menos sentía a su corazón sacudirse fuertemente. El día estaba oscuro como una tumba; y el viento, meciendo montones de nubes, descargaba con sus sacudidas un fuerte chaparrón de granizo y lluvia. Aunque Samuel tenía una imaginación depravada, y tal vez a causa de este mismo motivo, el amor era en él un asunto que concernía más al razonamiento que a los sentidos.
La recámara de la Fanfarlo era pues muy pequeña, muy baja, obstruida por cosas blandas, perfumadas y de peligroso contacto; el aire, cargado de extraños miasmas, hacía dar ganas de morir lentamente allí, como en un caliente invernadero. Era sobretodo admiración y apetito por lo bello, consideraba a la reproducción como un vicio del amor y al embarazo como una enfermedad de araña. Preparado solo (como es posible con una Trufa negra) da menos placer. Una gran tormenta hacía temblar las buhardillas y gemir los campanarios; el arroyo, lecho fúnebre donde se pierden las cartas románticas y las orgías de la víspera, arrastraba en borbollones sus mil secretos a las alcantarillas; la muerte se cernía alegremente sobre los hospitales, y los Chatterton y los Savage de la calle Saint-Jacques crispaban sus fríos dedos sobre sus escritorios; cuando el hombre más falso, el más egoísta, el más sensual, el más goloso, el más espiritual de nuestros amigos se instalaba frente a una deliciosa cena y una buena mesa, en compañía de una de las mujeres más bellas que la naturaleza haya creado para el placer de los ojos.
Un día de estos comulgará por las pascuas y repartirá el pan bendito en su parroquia. En cuanto a las salsas, ragús y aderezos, cuestión seria que demandaría un capítulo tan serio como el de un folleto científico, puedo afirmarles que estaban perfectamente de acuerdo, sobre todo en la necesidad de llamar en ayuda de la cocina a toda la farmacéutica de la naturaleza. En alguna parte escribió: “Los ángeles son hermafroditas y estériles.” Amaba al cuerpo humano como una armonía material, como una bella arquitectura a la que se añade movimiento; y ese materialismo absoluto no estaba lejos del idealismo más puro. Samuel se detuvo con respeto, o fingió detenerse con respeto; ya que, con ese diablo de hombre, el gran problema siempre es saber dónde comienza el comediante. Ese príncipe que tiene entrambos pies en la cúspide perro de caza de trufas la prosperidad humana por lo que toca a las comodidades, las riquezas, los honores, ¿será por ventura hombre de mérito que ha llegado a ese punto por sus obras?